Narraciones extraordinarias, de Edgar Allan Poe


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NARRACIONES EXTRAORDINARIAS, de EDGAR ALLAN POE

“No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma.”

Matar a un ruiseñor, de Harper Lee


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MATAR A UN RUISEÑOR, de HARPER LEE

“…Es posible que oigas cosas feas en la escuela, pero haz una cosa por mí, si quieres: levanta la cabeza y mantén bajos los puños.  Te digan lo que te digan no permitas que te hagan perder los nervios.  Procura luchar con el cerebro, para variar… Es un cambio muy positivo, aunque al parecer tu cerebro se resista a aprender.

-¿Ganaremos el juicio, Atticus?

-No, cariño.

-Entonces, ¿cómo…?

-Simplemente, el que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemo vencer -respondió Atticus.”

Los robots del amanecer, de Isaac Asimov


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LOS ROBOTS DEL AMANECER, de ISAAC ASIMOV

“Elijah Baley se encontró a la sombra del árbol y murmuró para sí: “Lo sabía.  Estoy sudando.”

Hizo un alto, se enderezó, se enjugó la frente con el dorso de la mano, y luego miró hoscamente el sudor que la crubría.

-Odio sudar -dijo en voz alta, como si enunciara una ley cósmica.  Y una vez más sesintió irritado con el Universo por hacer que algo esencial fuese tan desagradable.

El la ciudad nadie transpiraba jamás (a menos que lo deseara, por supuesto)…”

La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro


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LA SONRISA ETRUSCA, de JOSÉ LUIS SAMPEDRO

 “El viejo sostiene al niño en brazos, envuelto en una manta.  La cabecita soñolienta se reclina en el huesudo hombro izquierdo, mientras el peso del cuerpecín reposa sobre el antebrazo derecho.  ¡Preciosísima carga!… La nieve les envuelve desde fuera con su vigorosa blancura como para protegerles…”

La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón


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LA SOMBRA DEL VIENTO, de CARLOS RUIZ ZAFÓN

“-Este lugar es un misterio, Daniel, un sanuario.  Cada libro, cada tomo que ves, tiene su alma.  El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y viviéron y soñaron con él.  Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espírtu crece y se hace fuerte.”