LA LLAMADA DE LO SALVAJE,de JACK LONDON


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LA LLAMADA DE LO SALVAJE,de JACK LONDON

Una vez en el suelo, a Morganson se le quitó el miedo. Se imaginó que lo encontraban muerto en la nieve y estuvo un rato llorando, compadeciéndose de sí mismo. Pero no tenía miedo. Ya no se sentía con fuerza para luchar. Cuando intento abrir los ojos se dio cuenta de que las lágrimas se le habían helado y le resulto imposible hacerlo. No se molestó en quitarse el hielo. Que más daba. No se había imaginado que la muerte fuera tan sencilla. ”

LA SONRISA ETRUSCA, de JOSÉ LUIS SAMPEDRO


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LA SONRISA ETRUSCA,de J.LUIS SAMPEDRO

” Pero casi siempre el viejo va pendiente del niño. Todo en él le asombra:los ojitos tranquilos o ávidos, el manoteo incansable, la suavidad de lapiel, los repentinos chillidos. Más prodigioso aún en esta tarde, su primera salida después de la enfermedad. ¡Qué pesadilla, lo que ellos llamaron catarro!Porque para el viejo fue una señora pulmonía, aunque el doctor ni se enterase….”

Viaje alucinante, de Isaac Asimov


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VIAJE ALUCINANTE, de ISAAC ASIMOV

“La mente humana es una cosa muy curiosa, Grant. Siempre espera ver lo que ya ha visto en el pasado.  Hemos sido miniaturizados y colocados en un pequeño recipiente de agua.  Pero a nosotros nos parece un lago, y por esto nos imaginamos que veremos olas, espuma, rompientes y todo lo demás.  Pero, aparte del aspecto que tenga para nosotros, este lago no es tal, sino tan sólo un pequeño recipiente de agua en el que se producen ondas, pero no verdaderas olas…”

Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda


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VEINTE POEMAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DESESPERADA, de PABLO NERUDA

“Para que tú me oigas

mis palabras

se adelgazan a veces

como las huellas de las gaviotas en las playas

…”

 

Un tranvía en SP, de Unai Elorriaga


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UN TRANVÍA EN SP, de UNAI ELORRIAGA

 “La cosa es que Roma y Marco buscaban dos casas que estuviera frente a frente; una, por ejemplo, de ocho pisos y de siete pisos la otra, a unos treinta metros de distancia.  Elegían casas que tuvieran ventanas anchas en las escaleras.  Una vez encontradas, Roma se metía en una y Marcos en la otra.  Subían al sáptimo piso y se ponían junto a la ventana de la escalera; pero, aun estando los dos en el mismo piso, siempre quedaba uno por encima del otro, porque los arquitectos siempre han sido personas insconstantes.”