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LA ESPUMA DE LOS DÍAS, de BORIS VIAN “Voy a probar una cosa -dijo. |
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LA ESPUMA DE LOS DÍAS, de BORIS VIAN “Voy a probar una cosa -dijo. |
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LA TABLA DE FLANDES, de ARTURO PÉREZ REVERTE “Un sobre cerrado es un enigma que tiene otros enigmas en su interior. Aquel era grande, abultado, de papel manila, con el sello del laboratorio impreso en el ángulo inferior izquierdo. Y antes de abrir la solapa, mientras lo sopesaba en la mano buscando al mismo tiempo una plegadera entre los pinceles y frascos de pintura y barniz, Julia estaba muy lejos de imaginar hasta qué punto ese gesto iba a cambiar su vida.” |
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DR. JEKYLL Y MR.HYDE, de R. L. STEVENSON “Pues bien, señor, le sucedió lo mismo que a nosotros: lo veía palidecer de náusea cada vez que miraba a aquel hombre y temblar por las ganas de matarlo. Yo entendía lo que sentía, como él entendía lo que sentía yo; pero, no siendo el caso de matar a nadie, buscamos otra solución. Habríamos montado tal escándalo, dijimos a nuestro prisionero, que su nombre se difamaría de cabo a rabo de Londres: si tenía amigos o reputación que perder lo habría perdido…” |
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RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL, de RAMÓN J. SENDER Recordaba Mosén Millán el día que bautizó a Paco en aquella misma iglesia. La mañana del bautizo se presentó fría y dorada, una de esas mañanitas en que la grava del río que habían puesto en la plaza durante el Corpus, crujía de frío bajo los pies. Iba el niño en brazos de la madrina, envuelto en ricas mantillas, y cubierto por un manto de raso blanco, bordado en sedas blancas, también. Los lujos de los campesinos son para los actos sacramentales. Cuando el bautizo entraba en la iglesia, las campanitas menores tocaban alegremente. Se podía saber si el que iban a bautizar era niño o niña. Si era niño, las campanas -una en un tono más alto que otra- decían: no és nena, que és nen; no és nena, que és nen. Si era niña cambiaban un poco, y decían: no és nen, que és nena; no és nen, que és nena. La aldea estaba cerca de la raya de Lérida, y los campesinos usaban a veces palabras catalanas. |
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PIC-NIC, de FERNANDO ARRABAL Zapo: Perdonadme. Os tenéis que marchar. Está prohibido venir a la guerra si no se es soldado. Sr. Tepán: A mí me importa un pito. Nosotros no venimos al frente para hacer la guerra. Sólo queremos pasar un día de campo contigo, aprovechando que es domingo.
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