OTRA VUELTA DE TUERCA, de HENRY JAMES “De lo primero que sucedió cuando me quedé sola no guardo recuerdo alguno. Sólo supe que después de un cuarto de hora, más o menos, un olor húmedo y un contacto áspero y frío, se adhirieron a mi desesperación, haciéndome comprender que debía haberme arrojado al suelo, apoyando el rostro contra él, entregándome a todos los excesos del dolor…” |